En una era donde la depreciación del conocimiento – producto de la transformación digital- avanza a pasos agigantados, la necesidad de aprender de manera flexible, rápida y alineada con las demandas del mercado laboral se ha vuelto imprescindible. En este contexto, las microcredenciales están emergiendo como una revolución en el campo de la educación continua.
Hasta ahora, los principales programas enfocados en educación continua han sido los postgrados, diplomados y segundas carreras, los cuales han contribuido significativamente al desarrollo de este concepto en el ámbito académico y profesional.
Sin embargo, existe una demanda, aún poco resuelta, de personas que no buscan títulos ni grados académicos, sino adquirir conocimientos específicos que puedan aplicar de inmediato en sus trabajos. Este grupo no está interesado en procesos formativos largos, sino en experiencias de aprendizaje ágiles, prácticas y orientadas a la acción, donde más que una enseñanza estructurada, valoran que alguien les explique claramente lo que necesitan saber para resolver problemas concretos aquí y ahora, no en uno o dos años mas.
En este escenario las microcredenciales al ser certificaciones que validan competencias (desempeños esperados) específicas adquiridas a través de formaciones breves, altamente focalizadas y con un perfil muy práctico, le permiten a su estudiantes adquirir habilidades concretas en corto tiempo, a un menor costo y respondiendo a las exigencias de un mercado que valora cada vez más el aprendizaje práctico y actualizado.
Esta nueva forma de acreditar conocimientos está ganado terreno, y han emergido nuevas instituciones educativas, empresas tecnológicas y plataformas de formación online, que están aportando fuertemente en su desarrollo.
Su popularidad se debe a su gran capacidad de adaptarse a la velocidad del cambio, permitiendo actualizar y adquirir nuevas habilidades sin necesidad de cursar un programa largo o costoso. Además, suelen estar diseñadas en colaboración con la industria y académicos con experiencia práctica, lo que permite asegurar su pertinencia y aplicabilidad.
Los formatos más populares de estos curso suelen ser bootcamps, cursos online en vivo y cursos de capacitación, enfocados en el desarrollo de habilidades digitales, tecnológicas y de gestión. Las microcredenciales son también una herramienta poderosa para las empresas, que pueden capacitar a sus equipos de manera eficiente, medible y orientada a resultados concretos.
Cambio de paradigma para las instituciones educativas
El auge de las microcredenciales representará mucho más que una tendencia, será una transformación profunda en la forma de entender y entregar la educación continua. Para las instituciones de educación superior y centros de formación técnica, esto implicará dejar atrás estructuras rígidas y orientarse hacia modelos más ágiles, personalizados y conectados con el mundo laboral. Alguno de los desafíos serán:
1. Entender que no todas las personas buscan grados o títulos académicos: Existen personas, que no están interesadas o simplemente no requieren títulos formales. Buscan adquirir conocimientos aplicables y es fundamental crear alternativas formativas nuevas y creativas para este grupo. Respondiendo a esta necesidad con programas que no exijan un compromiso de largo plazo o procesos burocráticos, centrados en un exceso de teoría.
2. Vínculo activo con la industria: Involucrar a empresas y sobre todo profesionales técnicos con experiencia desde el inicio del diseño curricular, asegurando que las habilidades impartidas sean pertinentes, actualizadas y directamente aplicables en contextos profesionales.
3. Perfil del profesor orientado a la práctica real: Priorizar instructores con experiencia comprobada en el mundo laboral por sobre los títulos académicos. En un bootcamp sobre diseño web, por ejemplo, un programador con trayectoria práctica y dominio de herramientas actuales será más valorado que un PhD sin experiencia en terreno.
4. Evaluaciones centradas en la aplicación: Dejar atrás las pruebas que miden la capacidad de memorizar conceptos, y reemplazarlas por proyectos aplicados, que estén directamente vinculados a los objetivos personales o profesionales que motivaron al estudiante a tomar el curso.
5. Investigación y Proyectos colaborativos, vinculados con el entorno: Complementar los procesos formativos con aportes reales al medio, que integren trabajo colaborativo, desafíos concretos del entorno y conexión con comunidades, empresas u organizaciones. Esto fortalece la pertinencia del aprendizaje y consolida el impacto social de las microcredenciales.
Cerrar las brechas entre la formación tradicional y las nuevas exigencias del mercado requiere valentía, visión y voluntad de innovar. Las microcredenciales son una herramienta poderosa para lograrlo, y quienes se anticipen a este cambio no solo fortalecerán su oferta educativa, sino que liderarán la construcción de un ecosistema de aprendizaje más inclusivos, relevantes y preparados para el futuro.
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